jueves, 14 de junio de 2012

Autorretrato Literario por Cristóbal Bocaz


La calidez de la guarida materna, esa melodía del típico carrito donde colgaban esos mágicos corceles y junto al melancólico sonido de la música de una mujer o niña que sus años brillantes fue la década de los noventa. Retratan los primeros años en los cuales se pulía el camino que hoy recuerdo en el cementerio del pasado pocas veces valorado ya que sin penas ni glorias uno no puede recordar cosas que la mente nunca te ayudó a procesar.
El nivel cultural que manejaba mi familia potenció siempre cada una de las cualidades que se adaptaban a un pajarito muy curioso quién usaba su aspecto social como poder fundamental en el día a día por enfrentar.
El romanticismo muy trillado pero pasado de moda para mi generación eran las primeras en el reproductor compartiendo con el funk y el rock pop que marcaban momentos y momentos ya que el estado anímico cambiante como el tiempo en cualquier estación era argumentado por alguna canción, en la música me representé yo.
Como hacer callar un chancho a palos, un comunista a disparos siempre enfrenté la situación sin tomar en cuenta mi condición de alumno. Haz la fama y échate a dormir, lo más injusto el no haber tenido en corto plazo una oportunidad de cambio como un bebé llorando al regazo de su madre.
Con los años y la pubertad el haber compartido en distintas salas con distintos nombres dejó en mi un estado de aceptación hacia el prójimo siendo quién fuera, he tenido la facilidad de encajar aunque no lo buscara con frecuencia si me encontraba en la situación era fácil mi adaptación.
Tenía cierta virtud de aprender de los demás y mucho interés en escuchar, hasta ahora nunca he sido de repasar pero siempre me ah parecido muy interesante de la clase o conversación participar, lo que comparte con la música las cosas que me hacen avanzar.
Las cicatrices han hecho de mi un joven sentimental y muy expresivo hacia mí mismo, un poco egocéntrico pero sin dejar la empatía de lado, el pelo castaño nariz respingada pero a la vez golpeada y pequeña sonrisa conforman el que por un rato vuelve al pasado contando ciertos puntos que han marcado al personaje que su historia ah relatado.   

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